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Depresión
La
depresión puede afectar seriamente la capacidad de una persona
para desenvolverse
en situaciones cotidianas. Una persona con depresión puede
sentirse agobiada,
agotada y muchas veces, deja de realizar las tareas cotidianas porque
todo le
cuesta
tanto y tiende a aislarse de familiares y amigos por falta de ganas
de tener contacto
con ellos.
La
depresión es un estado de apatía, tristeza, pesar y a veces
abandono. Puede llegar, si es severa, a la pasividad total del
paciente.
Es imprescindible, aunque se trate con psicofármacos, que el paciente acuda a tratamiento terapéutico, sino, no saldrá de ella y puede ir a peor.
Hay depresiones que son producto de estados de duelo, ya que siempre la depresión es una reacción ante una pérdida. Esta pérdida puede ser la de un ser querido, de un objeto, de un ideal, de una concepción del mundo, de una creencia. Cuando se pierde a un ser querido, se entra en lo que llamamos estado de duelo, que puede durar entre 6 meses y un año (aunque en verdad no se pueden precisar fechas). No es necesario acudir a los psicofármacos, ya que el duelo, es una reacción normal y se elabora convenientemente si toda va bien.
El problema empieza cuando el paciente desconoce la causa de la depresión. Hay que ayudarlo con todos los medios a nuestro alcance, a que lo averigüe. La depresión, declina los proyectos y la labor del analista es hacerlos resurgir: los proyectos curan, dan sentido a la vida y además, la previenen.
Fobias
Cuando hablamos de fobia nos referimos a un miedo exagerado frente a algo que habitualmente no nos provoca ningún temor. El miedo de las fobias nos parece irracional.
La clave está en que el miedo no es al objeto, objeto de la fobia, si no que se ha producido un desplazamiento del miedo, que inicialmente era a otro objeto.